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Un año más, y ya van 25, el BEC se ha vestido de gala para recibir a uno de sus eventos más multitudinarios: el Euskal Encounter en el que más de 5.700 aficionados y profesionales de la informática ha puesto a prueba una infraestructura que no para de crecer y que este año contó con 5.024 ordenadores en red con una conexión de 40 Gbps, 96 horas de actividad ininterrumpida y 50.000 euros en premios. Todo ello en los más de 35.000 metros cuadrados que los organizadores han reservado para una edición que promete seguir batiendo récords.
El pabellón 5 del Bilbao Exhibition Center se disparó por encima de los 8.000 visitantes (contando curiosos que se acercaron a ver la estampa) en lo que Euskaltel, principal organizador del evento, define como "una de las conexiones más potentes del mundo". De esta forma, la guinda a la celebración de las bodas de plata fueron el circuito de drones y de coches teledirigidos por control remoto.
Según los organizadores el perfil del participante sigue siendo un varón que ronda la treintena -aquellos que vivieron la explosión de la informática a principios de los '90 como una industria accesible para el gran público- aunque poco a poco se comienza a vislumbrar un cambio de tendencia: las mujeres ya copan el 13% de los usuarios conectados y cada vez son más los mayores que deciden averiguar qué es esta "macroparty" tecnológica.
Usuarios que vienen a jugar con unas velocidades de conexión nada habituales, teras y teras de contenidos audiovisuales descargados, stands con los productos más punteros de la industria y rincones específicos para nuevas tecnologías -como la realidad virtual-. Un maremagnum de cables en los que probar todos los avances y, sobre todo, respirar un ambiente totalmente volcado con la informática, las redes o los eSports.
Sin embargo, más allá de los puntos fuertes que ya hemos visto en otras ediciones, la 25ª edición se ha centrado en la creatividad digital: con un espacio dedicado a las Artes Digitales en el que los asistentes pudieron mostrar sus habilidades con su ordenador, software de última generación y pequeños premios como alicientes para dar lo mejor de sí mismos.
Como un guiño al inicio de las artes gráficas digitales, la Demoscene permitió ver verdaderas obras de arte en esta disciplina artística donde la tecnología y el diseño van de la mano. Las modificaciones de hardware, las competiciones con software libre, competiciones de juegos PC y en consola, concursos de doblaje, así como actividades deportivas hicieron las delicias de los asistentes.
Las conferencias y charlas sobre la industria -los juegos tuvieron especial peso- así como debates sobre contenidos y legislación pusieron el punto serio a un evento que año tras año se reinventa para seguir siendo una referencia en el panorama internacional y continuar alimentando el legado de estas macropartys que nacieron mucho más humildes a finales del siglo pasado en el Norte de Europa.