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Todos los sectores económicos clásicos han tenido que adaptarse tarde o temprano al impacto que las nuevas tecnologías -especialmente las TIC- han tenido sobre ellos. De este modo, si la prensa ha tenido que ver cómo el papel ha dejado paso a la inmediatez de los medios online, las tiendas físicas han visto cómo el comercio electrónico les ha "robado" clientes, además de haber convertido a los consumidores en usuarios más formados sobre el mercado y con nuevas necesidades.
Sin embargo, igual que algunos sectores han visto en estas versiones 2.0 una oportunidad para mejorar, la implementación de nuevos sistemas en los espacios comerciales tradicionales son un factor diferencial a la hora de mejorar la productividad (y los beneficios) de los minoristas.
Buen ejemplo de ello es el concepto de smart shops que hemos diseñado para transformar por completo la forma en la que nos acercamos a nuestros comercios habituales y a las grandes cadenas de distribución. Emplazamientos en los que más allá de una transacción económica las marcas pueden ofrecer al cliente una experiencia mucho más completa y dinámica.
Nuestra tienda inteligente es un concepto completamente disruptivo de establecimiento 2.0 en la que a través de tres herramientas se redefine la forma en la que nos acercamos -e incluso conocemos- nuestras marcas favoritas.
El primer elemento de la propuesta es un escaparate 3.0 en el que a través de diferentes pantallas o sistemas multimedia interactivos los clientes pueden realizar compras en la tienda online de la marca o realizar reservas según el propio stock del establecimiento. Esto permite abrir un nuevo concepto de horario comercial puesto que la tienda está "abierta" todos los días del año a todas horas.
Por otro lado, el empleo de un sistema de balizas (beacons) en el interior del local permite realizar un mapeo intensivo de la superficie del mismo. Esto, que puede parecer algo banal permite a los gerentes del mismo conocer mediante un mapa de calor las horas en las que hay más afluencia de público -lo que ayudará a una mejor gestión de los recursos humanos- así como conocer de una forma más fiable las zonas de más actividad de cada establecimiento: los lugares estratégicos en la que colocar los productos o la información sobre los servicios para que éstos tengan un mayor éxito comercial.
Por último, nuestra smart shop también incluye el uso de la tecnología de geofencing que posibilita crear áreas virtuales en torno al punto de venta para que éste gane visibilidad. Por ejemplo, si situamos una zona relativa a un establecimiento con un radio de 200 o 300 metros del mismo -al emplear tecnología 3G podemos diseñar el área tan grande como queramos- todo cliente potencial que queramos recibirá una notificación personalizada sobre nuevos productos, servicios, promociones, etc. sin ser invasivo.
En definitiva, tres nuevas formas de acceder a clientes potenciales, de crear nuevos intereses sobre clientes que nunca se hubieran acercado a nuestro establecimiento y, por qué no, de usar un factor diferencial determinante sobre nuestra competencia.