Probablemente una de las partes más interesantes de participar en un evento de calado como el Fun&Serious Game Festival sea la oportunidad de compartir espacio con mentes como la de Alexey Pajitnov, padre del inmortal Tetris. El motivo es sencillo: delante de un recinto lleno de expertos y aficionados pudo responder sin dudar el motivo por el que diseño este título. Sólo quería "divertir y hacer más feliz a la gente".

Cada vez más la industria de los videojuegos tiene un papel más relevante dentro de nuestro ocio. Año tras año un número creciente de personas de todas las edades sustituyen la televisión o el cine por pasar un buen rato -normalmente acompañado por otros ya sea en su hogar o en cualquier lugar del mundo- delante de los nuevos "centros de ocio" domésticos siendo protagonistas de historias de todo tipo. Y es precisamente por eso que hemos de pedirnos "algo más que divertimento" como desarrolladores de juegos. Debemos entretener pero también deben enseñar. Y, por qué no, aportar a la formación de los más pequeños.

Ya hemos hablado más veces de los videojuegos como el principal motor de la industria del ocio. Un sector que no para de crecer a pesar de las trabas que está sufriendo cualquier atisbo de cultura en el Estado y que, al igual que en otros países, es un ejemplo por la velocidad a la que está expandiéndose. El mejor ejemplo de su evolución es, probablemente, el Fun&Serious Game Festival un evento que a pesar de su juventud ya es uno de los mayores festivales de videojuegos de toda Europa y una referencia dentro de la industria.

Después de un E3 2015 para recordar, la industria del videojuego se prepara para una nueva edición del Tokyo Game Show. La feria, una de las referencias por su ubicación en el calendario y por su condición de "casa" de gigantes del sector como Sony y Nintendo, viene más cargada que nunca con el fin de devolver al sector japonés a lo más alto.