Bilbao tiene una deuda con su pasado industrial. Hay zonas de la Villa en la que la deuda está saldada (basta con darse un paseo por Abandoibarra) y otras en las que el reto, aunque mayúsculo, puede ser un paso definitivo en un trayecto llamado a convertir una ciudad movida por el hierro a un enclave de innovación y referencia en el siglo XXI.